martes, 17 de enero de 2012

MADEMOISELLE ROSE BERTIN, MINISTRA DE LA MODA


Hoy nos toca hablar de los primeros diseñadores de moda de la historia; bueno, en concreto de una mujer que sobresalió en su tiempo por sus creaciones y también por sus clientas. Estoy hablando de  Mademoiselle Marie-Jeanne Rose Bertin.


Uno de los pocos retratos de Rose Bertin.

Durante muchos siglos la ropa se confeccionaba en las casas, en el caso de las clases menos desfavorecidas, o en el interior de los palacios para las clases altas. Pero ninguno de estos creadores era reconocido como tal, ni aplaudido su trabajo y tampoco venerados como gurús de la moda.
No fue hasta el siglo XVII que los creadores, -y hablo correctamente al referirme en masculino a ellos, puesto que eran los hombres los que reinaban en el mundo de la moda-  empezaron a tomar posiciones en esto de las tendencias y el "ir a la moda" siendo frecuente su presencia en las grandes cortes de la época,sobretodo París, que por aquel entonces dictaba la moda y creaba el concepto de lujo a lo grande.
La forma de trabajar de un modisto era sencilla a la par que complicada: cada creador favorito del noble de turno visitaba su palacio con todas sus propuestas y materiales a cuestas, literalmente.
En los grandes salones se escogían las telas, lazos, zapatos y adornos varios para que luego el creador los convirtiese en modelos de lujo en su taller.
Era un ir y venir de creadores y mercancías que hacían limitadas las propuestas, ya que el modisto y sus ayudantes cargaban con todo lo que sus fuerzas podían, y aveces no era todo lo que el cliente quería; esto obligaba a mas viajes para volver a empezar la selección.
Será en el siglo XVII cuando esta forma de trabajo cambie para acercarse más a lo que hoy conocemos, pero esta historia se merece un post a parte.
En este mundo, en el que los hombres se llevaban la fama y las mujeres eran las que, por medio de sus manos, hacían realidad  los modelos, era difícil destacar  para estas.
El 2 de Julio de 1747 en Abbeville, Picardie, Francia, nace Rose Bertin, que será un referente en la moda de su época llegando a vestir a las damas de más renombre, entre ellas la reina María Antonieta.




La reina María Antonieta.


Bajo el patrocinio de la reina se convirtió en sinónimo de elegancia y de los excesos de Versalles. 
La cercana relación con María Antonieta la proveyó de una valiosa experiencia en el significado de la moda en lo que se refiere a su aspecto social y político en la corte.
Las mujeres se aglomeraban en torno a Bertin, que pasaba a convertirse en su sombrerera y modista; después de todo la reina la había elegido.
Los precios de Rose Bertin eran exorbitados, o al menos así lo documentaban los informes anuales de los gastos de ropa de María Antonieta en las cuentas de la modista; pues la reina nunca usaba nada dos veces.
Los trajes y sombreros de Bertin podían costar veinte veces más de lo que una hábil costurera de la época ganaba al año. 
  Llamada "Ministro de la Moda", Bertin fue la mente tras casi todos los nuevos vestidos de la reina. Los vestidos y cabellos se convirtieron en el vehículo personal de la expresión de María Antonieta, y Bertin vistió a la reina desde 1770 hasta su destronamiento en 1792. Bertin llegó a ser la figura más poderosa de la corte, y ella presenció y, algunas veces, efectuó profundos cambios en la sociedad francesa.
Sus largos y ostentosos trajes aseguraban que quien los usara tomaría al menos tres veces más espacio que su pareja masculina, en este sentido daba a la figura femenina una imponente presencia. Sus creaciones también establecieron a Francia como centro de la moda, y desde entonces los vestidos hechos en París fueron enviados al resto de Europa. La imitada elegancia parisina establecía la reputación mundial de la “couture” francesa.


La reina María Antonieta con un extraordinario
vestido con las características propias del Rococó.


La creadora también innovó en la moda francesa del siglo XVIII. En  1738 Elisabeth Vigée-Lebrun retrató a María Antonieta luciendo la famosa "robe chemise" diseñada por Rose Bertin, lo cual fue tan escandaloso para su época que se tuvo que pintar un segundo retrato de la reina con un adecuado vestido de corte.
Este vestido sería el equivalente a nuestro vestido camisero. De corte sencillo, sin demasiados adornos llamativos, salvo algunos volantes en escote, puños y bajo. De silueta natural era un cambio radical al estilo exagerado que se estaba utilizando hasta entonces en la indumentaria femenina.
 El escándalo estaba en que las damas parecían ir en ropa interior.


Retrato de María Antonieta pintado por Vigée-Lebrun
en el que la reina luce el escandaloso "robe chemise".

Bertin llega a vestir a la reina Sofía Magdalena de Suecia, a la reina María Luisa de España, a la reina de Bohemia, a la reina de Suiza, a la Duquesa de Devonshire y a la zarina María Feodorovna de Rusia, y otras personalidades de la época, creando un auténtico imperio del traje desde su tienda en la calle Saint Honoré.


por Camille Pisarro.

Después de la Revolución Francesa, la incipiente industria de la moda se vio sumamente afectada, muchas de la clientas de Rose Bertin vieron afectada su posición social y terminaron ellas mismas trabajando de costureras y sombrereras.
  Durante la Revolución Francesa, cuando muchos de sus nobles clientes fueron ejecutados  o huyeron al extranjero, Bertin trasladó su negocio a Londres.
Mientras tanto, pudo atender a sus antiguas clientes entre las emigrantes, y su moda continuó circulando por otras capitales europeas.
 Bertin regresó a Francia en 1795, donde Josefina de Beauharnais, primera esposa de Napoleón, se convirtió en su clienta por un tiempo, pero encontró que los excesos de la moda de la era pasada se habían debilitado tras el fin de la Revolución Francesa. 
A principios del siglo XIX,  Bertin transfirió su negocio a su sobrina y se retiró. 
Murió en 1813 en su casa de Epinay, sur de Seine.




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